A veces, buscamos el sitio perfecto para nuestras bodas, y no nos damos cuenta, que ese sitio puede ser el más insospechado.
Y uno de esos lugares con encanto para casarse, son los invernaderos.
Espacios que con muy poca decoración (ya que incluyen prácticamente toda la decoración floral que puedas querer), se pueden convertir en el emplazamiento idóneo para tu ceremonia.
Además, tienen muchísimas ventajas a la hora de celebrar una boda, sobretodo si es una boda en otoño o invierno, ya que al ser un espacio cerrado con grandes ventanas, resguarda del frío, a la vez que deja pasar un increíble sol por sus preciosas cristaleras.
También es un increíble plan B en caso de lluvia. No me diréis que no es precioso cenar bajo la lluvia, con el ruido de sus gotas deslizando por los cristales (y sobretodo sin mojarse…).
Eso sí, en verano, es mejor evitarlo, por que el calor puede llegar a ser insoportable durante el día.
Pero, si aun así os encanta la idea de celebrar vuestra boda en un invernadero, lo podéis dejar como opción para realizar la cena en el interior, con la ventaja de que si es un invernadero acristalado, podréis cenar bajo las estrellas.
La magia que aporta casarse rodeado de naturaleza, ya sea en un bosque, o como es en este caso, buscando una opción más urbana, como un invernadero…es única.